Nos sentamos en un bar a tomar un pincho y un café. el "mocoso" toma un Cola Cao y un cruasan.
Intento mantener un conversación, al menos algo parecido a eso y tras darme por vencido, cojo el periódico y comienzo a leerlo. Adrián se ríe como una gallina cacareando. No puedo evitarlo, me hace gracias
-¡eh! ¡mira!- exclama mi hermano señalando algo con la cabeza -¡menudo cochazo!- me giro y miro hacía donde él me indica. Varios transeúntes observan al coche pasar. Bueno, más bien coches. Son dos exactamente e iguales. -¡Joder, menuda pasada!
-Habla bien. -le digo mientras continuo mirando los coches pasar.
-No eres mama -me responde, y no puedo evitar soltar una carcajada -continuo mirando mientras estos pasan entre las estrechas calles y se pierden el horizonte. -Deben ser de la gente que vive en esa pedazo de casa que hay a las afuera del pueblo, el palacio no se que
-El "Palacio la Cova" -le contesto
- ¡Ese! Estaban hablando ayer mama, la tía Bea y la "yaya" de que habían contratado a mucha gente del pueblo para trabajar allí, y de que trajeron "pila" de gente para decorarlo y todo ese rollo, Está claro que son gente de mucha pasta- todavía me cuesta entender la jerga de mi hermano
-Sí. Que tienen dinero, eso está claro- le contesto volviendo la vista al periódico y dando un sorbo a mi café.
-Bueno, si le hacemos caso a las locuras de la abuela, no solo son ricos, también son mágicos -Me dice burlándose
-¿Mágicos? ¿de que hablas?- le pregunto sin prestarle demasiada atención
-Sí, ya sabes, magia, mitología, esas cosas -cuando escucho eso no puedo evitar recordar lo que vi la noche pasada, ni los recuerdos que tengo de años atrás
-Que te dijo la abuela, exactamente -mi hermano me mira sin entender
- pero ¿y que más da? son tonterías de la abuela- me dice quitándole importancia al asunto
-¡Adrián! -sin darme cuenta le he levantado la voz
-Joder como te pones por nada- me dice, y con razón. -Pues eso, que la casa tiene muchas leyendas sobre no se que mujeres del agua, que son muy bellas y solo salen en San Juan, o algo así. Dijo que se llaman...¿eh?... Anas.., no. ¿Xenas?... tampoco...
-Xanas - le respondo yo, ya con mis pensamientos en otro lugar
-¡Sí! exacto, Las Xanas. A parecer, según dice la abuela, ese palacio siempre ha estado habitado por esas mujeres... o lo que sean. En fin ya te dije que son locuras de la abuela- asiento, dándole la razón y él vuelve a mirar su móvil que ha sonado con otro mensaje, algo bueno ya que su atención se aleja de mí. En este momento mis pensamientos están vagando en otro lugar, y escuchando esa voz que se ha grabado en mi mente.