domingo, 26 de mayo de 2019

CAPÍTULO 6-PASADO

-¿ A quien has visto? - le vuelvo a preguntar mientras la persigo por las escaleras. Ella se ríe a carcajadas mientras  niega con la cabeza

-No es nada importante- me dice quitándose el vestido, tan parecido al mio.
-¿nada importante? ¿conociéndote? no digas tonterías. Sé que has hecho algo. ¿que hiciste?- Eileen resopla
-por favor Alanna, no seas pesada. Ya te dije que no hice nada, no sigas con lo mismo- Conozco las locuras de mi hermana mayor, y sé que es una egoísta de manual. Hace cualquier cosa que se le antoje sin mediar las consecuencias
- te advierto Eileen que no pienso volver a caer en tu juego otra vez. Ya te cubrí suficiente y ambas sabemos lo que pasó la última vez- le digo enfadada. Ella se gira a mirarme ya con cara de pocos amigos
-¿vas a estar echándomelo en cara toda la vida? ¡claro!, tu eres perfecta ¿verdad? siempre haciendo lo correcto- hace espavientos con las manos para darle énfasis a sus palabras.- Tú, la favorita de papa. Tú, la consentida de todos. Tú, la que nunca hace nada mal. Que le vamos a hacer, no todos somos tan perfectos como tú. Vete Alanna, quiero ducharme e irme a dormir.- no me deja replicar nada y cierra la puerta del baño de su habitación. Prefiero no seguir discutiendo con ella. En estas circunstancias es absurdo. Salgo de la habitación de mi hermana y me dirijo hacia la mía. Decido darme un baño relajante para poder descansar mejor. Mientras que abro el grifo para que salga el agua, me desnudo, ato mi larga melena rubia en un moño suelto y, comprobando que el agua tiene la temperatura adecuada, entro en la bañera y me siento. Los recuerdos inundan mi mente, dejando rastro de imágenes de años atrás. De todo lo que ha tenido que ocultar.

24/06/2011 (Hoguera de San Juan)

Cierro los ojos. Aprieto muy fuerte para sentir cada latido de este bosque, cada brizna de tierra fértil entre mis pies. Me adentro en el caudal como sirena en el mar profundo, mientras el río ruge caudaloso. Todo a mi alrededor parece florecer y tener vida;  Su respiración profunda, su corazón palpitante... Vero una gran roca y decido sentarme, mientras canto melodías caballerescas, que han pasado de generación a generación. Recojo de la pequeña piedra colindante, mi cepillo de oro y mi espejo; un regalo distintivo y único que recibe cada una de nosotras cuando cumplimos los 18 años. Hasta ese momentos, nuestra vida transcurre alejada de cualquier rito o tradición. Aunque, durante todos esos años nos están formando para lo que va a llegar.

Agarro mi peine y comienzo a peinarme; mientras lo hago una sonrisa burlona se forma en mi cara. Algunos humanos, que nos han visto o creen habernos visto, piensan que nos cepillamos el pelo por vanidad o por puro narcisismo ególatra. Nada más lejos de la realidad, y desde luego, nada tan rebuscado. Lo cierto es que nos lo cepillamos por pura tradición. Es algo que alguna vez  comenzamos ha hacer y desde entonces ese rito ha pasado de unas a otras. Era una buena manera de atraer a esos ganaderos y leñadores que, atraídos por la magia que emanaba de nosotras, buscaban las riquezas que nosotras podríamos proporcionarles.


"...Dicen que al amanecer,
cuando duerme la quintana,
el galán que la enamora,
viene a hablar con una xana..."

Continuo cepillándome el pelo y cantando cuando tengo la sensación de que alguien me mira. Giro mi cabeza cuando lo veo. A él. Puedo ver que no está muy bien, seguro que ha bebido. Estoy segura que es muy joven, y muy guapo. Pero está muy perdido, puedo sentirlo. Tiene algo que me atrae, y en mis 255 años jamás lo había sentido. Él intenta acercarse y no lo puedo permitir así que, con un fuerte rayo, y con la ayuda de una gran brisa que mueve todo a mi alrededor, desaparezco. Debo borrarle la memoria, él no debe recordarme nunca. Entonces ¿Porqué no lo hago?





No hay comentarios:

Publicar un comentario