viernes, 14 de diciembre de 2018

CAPÍTULO 3

Los coches comienzan a cruzar la entrada del pequeño pueblo. Los tres Audi A8;Evidentemente no pasan desapercibidos. En el primero van mis padres con el chófer y su "gorila-guardaespaldas", en el segundo vamos mis hermana y yo, con la misma estructura de protección; y en el último mi hermano con su esposa, chófer y guardaespaldas. Todavía me hace gracia eso de "guardaespaldas". En realidad son deidades, nacidas para protegernos de todos los males que nos acechan.

Recorremos las calles del pequeño pueblo ante la atenta y sombrosa mirada de los pocos vecinos que, desde sus ventanas, observan con curiosidad y recelo a esos extraños que vienen a perturbar la tranquilidad de este paraíso oculto.
-No les gustamos- le digo a mi hermana, que está sentada a mi lado
-No. Simplemente nos tienen miedo- responde sin mirarme- tienen miedo a lo que desconocido.

Los coches frenan mientras que las gigantescas puertas del "Palacio la Cova" se abren.
Durante años estuvo cerrada. 7 años abandonada, desde lo que ocurrió con mi hermanan mayor en la noche de San Juan. Se dejó ver por un humano, coqueteo con él, incumpliendo todas las normas existentes en nuestro mundo. 
Cuando mi padre lo descubrió hizo que desapareciera; y a los humanos les aplicó un hechizo del sueño, para que no se despertaran hasta la mañana siguiente; Con todo lo que habían bebido, lo más probable es que pensaran que era producto de su imaginación.
Tras eso, mis padres decidieron marcharse a toda prisa y no volver. Hasta hoy. 
Los coches comienzan a avanzar hacia la puerta de la casa. Al salir observo que todo está igual, pero de un modo distinto han vuelto a restaurar el palacio y lo han modernizado, adaptándolo al nuevo siglo.
La puerta de la casa se abren y salen todas las personas del servicio. El ama de llaves, 4 doncellas, 5 cocineras, 5 limpiadoras y 3 chóferes; creo que no se me olvida nadie. Todos ellos son humanos pero se que les han hecho alguna clase de encantamiento que, en el momento que ponen un pie fuera de la propiedad, se olvidarán de cualquier cosa fuera de lo común que ocurra en la casa.Sus recuerdos son predispuestos, para que solo recuerdan lo que nosotros queramos.

Esta noche es la hoguera y como cada tarde iremos al campo a recoger viejas hierbas curativas, con las cuales mi madre hará remedios para todo el año.

Ya cambiada de ropa y aseada, decido salir a pasear por los alrededores de la casa. Está cerrada con vallas para protegernos del exterior. La casa está cercada, también, por un río caudaloso llamado "Rio Antonio" Me encanta su sonido, su tranquilidad abrumadora. 



-Me muero por que llegue esta noche- escucho una voz divertida, con un toque sexy, a mi espalda. No puedo evitar poner los ojos en blanco-Alanna, en serio tienes que ser un poco más desinhibida , relajada...
-Creo, hermanita, que tu tienes la suficiente diversión por las dos. Y si no te importa me gusta este lugar, intenta comportarte, para variar-le contesto. Pone una mueca en su rostro-Eileen, lo digo en serio, no quiero volver a tener que marcharnos a toda prisa por tus niñerías. Sabes que no podemos acercarnos esta noche a los humanos, no nos pueden ver. 

-Vale, vale, lo he entendido, aguafiestas.Debo portarme "bien"; ¿No se supone que yo, siendo la mayor, debería ser la aburrida?- se acerca a mí y me da un abrazo-Hermanita, ¡vive un poco!- se da la vuelta y se marcha dejándome inmersa  en mis pensamientos

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